5.7.05

O Brother, Where Art Thou?

Nada me gustaría más que este post fuera en tono comedia, igual que esa gran película de Joel Cohen que en España conocemos como Oh Brother! a secas. Pero va a ser que no ... el post de hoy viene a tratar de una situación que lleva ocurriendo en mi casa todos los Junios desde hace tres años: las notas de mi hermano, o, más bien, los cursos incompletos de mi querido hermano de 18 años.

Junio de 2003

Todo comenzó hace tres años, cuando el peque de la familia suspendió el primer curso de Bachiller. Según él, decidió no estudiar porque le habían obligado a hacer el bachiller cuando lo que él quería hacer era un módulo. El caso es que tras una discusión enorme llena de gritos, insultos y mucha acritud(*), se le permitió abandonar el instituto y centrarse en el Bachiller. ¡Qué felicidad! Todos pensábamos que, como iba a hacer lo que deseaba, mi hermano se aplicaría, estudiaría y traería unos lindos aprobados. Pero ...


Junio de 2004

.... cinco suspensos, de un total de seis asignaturas. Curioso. Tras la sucesión de varias situaciones tipo (*), mi madre se calmó y decidió preguntar a mi hermano porqué demonios suspendía si estaba haciendo lo que él deseaba. Él respondió que como el año anterior no había estudiado nada, este año le había costado mucho ponerse a estudiar. Tanto, que no había estudiado nada. Pero, por supuesto, eso era el final. El año que viene aprobaría todas seguro. Y entonces...

Junio de 2005

... tras dos trimestres aprobando todo, llegó junio de este año, y con el buen tiempo y el fin de las clases, llegaron dos suspensos de un total de cinco asignaturas (la sexta la había aprobado el año anterior). En resumen, hecatombe. Muchos asteriscos sucesivos, con las consiguientes ganas de servidora de abandonar esta casa de locos de una p*** vez.

En fin, podría contar mil cosas más, como por ejemplo, cómo mi madre me culpa de que mi hermano dejara el bachiller sólo porque dejé caer que quizás mi hermano debiera cambiar de aires y, por una vez, hacer lo que quisiera. Pero paso, porque si no, no acabaría jamás.

Y conste que lo peor de todo no son los gritos, los insultos ni la acritud. Lo peor es cuando vienen a preguntarle a la menda: ¿qué he de hacer con tu hermano? ¿cómo le educo? ¡No lo entiendo! ¿qué hago con él? ¡Dímelo!. Obviamente no sé que decir. Y aunque lo supiera, correría el riesgo de ocurrir lo que mencionaba antes: como mis padres piensan que al darles un consejo lo que estoy haciendo realmente es tomar las decisiones por ellos, pasa que luego te culpan a tí cuando das una opinión que quizás no era la mejor.


EDITO: Noticia de última hora.

Mi madre se acaba de enterar de que todas las notas que ha traído el benjamín este año eran falsas. Ha suspendido un montón de asignaturas en cada trimestre, y en el último no fueron dos, sino TODAS.

Joder, hay que ser LAMENTABLE.




(*) Totalmente típico de mi hogar, dulce hogar :-/